Yo no me metí en política, yo me apunté a upeydé


ImprimirMe lo dicen unos y otros, más cercanos y menos cercanos, compañeros de trabajo, amigos, familiares y rivales de los otros partidos (aunque muy raramente compañeros de UPyD), ya se ha convertido en una coletilla habitual: «tú que estás en política …» o «tú que te has metido en política…»

Me recuerda a otras coletillas que he oído en mi vida, como cuando a los veinte años aprobé unas oposiciones al extinto (absorbido por el Santander, en realidad) Banco Hispano Americano, y dos años después, no muy contento con el trabajo que allí me mandaban, decidí opositar al cuerpo de Observadores de Meteorología ante la extrañeza de muchos de quienes me rodeaban, que no entendían que quisiera cambiar de trabajo «ahora que había metido la cabeza en un banco». Y puede que tuvieran razón, que hubiera ganado más dinero que como funcionario y que ya estuviera a punto de prejubilarme, pero dicho así, con lo de «meter la cabeza», y joven e impresionable como era, no podía dejar de imaginar mi cabeza en el agujero de la guillotina, a punto de caer la cuchilla. Aunque lo que quisieran decir es que ya tenía la vida solucionada y que no tendría que preocuparme nunca más por buscar trabajo, pues así eran entonces los bancos.

Pero por otro lado me recuerda a lo que me decía mi madre también en mi juventud, cuando estudiaba la carrera de Física, aquello que empezaba con lo de «tú que eres físico…» y que podía terminar con «… mira a ver si puedes arreglar la aspiradora», «… sintonízame los canales de la televisión», «… a ver si reparas la persiana, que se ha vuelto a romper», o cualquier otra cosa que hiciera falta, que para eso los físicos sabemos de todo, es un decir.

Y yo diría que la frasecita de marras, «tú que estás metido en política…», conjuga elementos de las dos tradiciones, así sea inconscientemente: por una parte se da por hecho que el «meterse en política» te resuelve la vida, te asegura cargos y prebendas para el futuro; y por otra, que al estar en política eres poco menos que un experto en toda clase de cuestiones, sean nacionales, locales o mundiales, de economía, de sanidad, de empleo, de medio ambiente, de lo divino, de lo humano y hasta de los estados de ánimo de Mourinho.

De lo primero, diría que es un reflejo de la escasísima cultura política que tenemos los españoles, de nuestra mentalidad tercermundista según la cual los políticos no son servidores de los ciudadanos sino parásitos de lo público, y que si les va mal en un partido, una vez que ya han «metido la cabeza» siempre se pueden apuntar a otro para seguir viviendo de la política. Y de lo segundo, que no hay nadie que sepa de todo, ¡ni siquiera los tertulianos de la radio! (cuesta creerlo, lo sé), y que los que nos dedicamos a la política tendemos a especializarnos en ciertos temas y a hablar de oídas en el resto (o a tirar de argumentario, que viene a ser lo mismo, pero con disciplina y organización). A mí me ha tocado ser concejal en el ayuntamiento de mi pueblo y es de algunos aspectos de la política local, no de todos, de los que tengo opinión fundada y bien formada. Pero que no me pregunten por la reforma laboral o por la política educativa, que en eso no tengo más que unas ideas escasas pero, eso sí, muy confusas.

Concluyendo, que yo no «me metí en política», yo me apunté a «upeydé»; ese movimiento reformista y regenerador de la vida pública española; esa voluntad de intentar solucionar nuestros problemas desde la raíz, dejando al margen prejuicios ideológicos y absurdas etiquetas, especialmente las nefastas de «izquierda» y «derecha»; ese interés en hacer una limpieza integral del terreno de juego, no para que nuestro equipo se imponga sí o sí, sino para que todos puedan jugar en igualdad de condiciones, siempre que respeten las reglas, claro está; esa visión de la política y de su inseparable compañera, la ética, a la que llamo «upeydé» por haberse encarnado en gran medida en el partido llamado «UPyD».

En eso es en lo que estoy. Y lo estaré mientras tenga ganas de seguir, mientras se mantenga la confianza en mí por parte de quienes me rodean, y mientras considere que las inevitables diferencias entre el ideal de «upeydé» y la realidad de «UPyD» no superen el umbral que las haga incompatibles, que se pueda defender que son la misma cosa sin grave quebranto de la salud ética e intelectual. Vamos, que no nos pase lo que les ha sucedido a los que se dicen «socialistas», un respetable ideal, con respecto al Partido Socialista Obrero Español, una impresentable realidad.

Y, por si las dudas y los mal pensados, diré que considero que estamos muy lejos de que nos ocurra tal cosa.

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9 respuestas a Yo no me metí en política, yo me apunté a upeydé

  1. Francisco J. Candal dijo:

    Te entiendo ….

  2. manuel ruiz dijo:

    Gracias por seguir, muy especialmente en esos momentos en los que soplan fuerte los vientos y es mejor «doblarse como el junco» (Kung-Fú)

  3. Francisco Lara dijo:

    Sigue con ese idealismo puro y no te dejes contaminar por los «profesionales de la politica», así podrás tener la libertad de expresión que otros quizá no tengan por aquello de la obediencia debida.

  4. María Alonso dijo:

    Gracias por la mención, aunque sea de pasada. Pero en aquellos tiempos yo no tenía aspiradora y los canales eran escasos. Han pasado los años y tu estés metido en lo que estés no dejas de ser un gran tipo. Con cariño

  5. La idea de UPyD era necesario crearla y merece la pena defenderla por los medios que cada uno considere más oportunos y le sean más asequibles.
    Gracias por éste blog Alex.
    Un Abrazo 🙂 .

  6. Jose dijo:

    Un placer (mayor) leerte entradas como ésta.

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