Un año más en UPyD

Vamos terminando 2014, toca hacer balance del año, y por lo que respecta a mi partido político se puede decir que no nos hemos aburrido ni un minuto. Un partido que quizá tenga un nombre absurdo, como decían en cierta popular comedia televisiva (un nombre que muchos de fuera y de dentro no acaban de escribir bien, por cierto, «Unión Progreso y Democracia», sin la coma entre «Unión» y «Progreso», pues aquí «Unión» es sinónimo de «Partido», Gorriarán dixit), pero que se toma a sí mismo muy en serio, demasiado en ocasiones, para mi gusto.

De hecho hace tiempo que tenía pensado escribir un post titulado «diez frases de políticos y para políticos (y lo que en realidad significan)» con el que reírme un poco de todo y de todos, los políticos en general y los de UPyD en particular, a cuenta de esas cosas que nos repetimos continuamente unos a otros con intenciones diversas  («hay que remar juntos en la misma dirección», «no hay que mirarse tanto el ombligo», «se ha perdido el espíritu fundacional», «no hemos sabido comunicar el mensaje», etc.), pero como cada día es un drama no acabo de encontrar el momento adecuado. Quizás las navidades nos ablanden y endulcen un poco y me anime a publicarlo después, ya veremos.

Lo que ya hemos visto es todo lo que ha hecho UPyD este año que termina: el resultado de la querella contra Bankia, iniciada hace dos años, y que este 2014 ha llegado hasta la imputación por parte de la Audiencia Nacional de varios delitos que pueden ser castigados con hasta diez años de cárcel a Rodrigo Rato, Miguel Blesa y varias decenas más de directivos; ha sido el año en que hemos desenchufado a los corruptos; el que hemos conseguido que en muchos Ayuntamientos los distintos grupos políticos se comprometan a no incluir imputados en sus listas electorales, empezando por Alicante (cuya Alcaldesa Sonia Castedo ha resistido como una jabata) y terminando por Guadarrama, entre otros; y el año en el que la Operación Púnica ha provocado el cese o dimisión de varios alcaldes de la comunidad de Madrid y en el que nuestro concejal y portavoz en Collado Villalba ha llegado a presidir la comisión de investigación correspondiente.

Ha sido también el año en el que hemos multiplicado por cuatro y luego dividido entre dos nuestra representación en el Parlamento Europeo; el año en que hemos entrado en rumbo de colisión con el no-tan-nuevo partido Ciudadanos, que según algunos nos está intentando hacer una OPA hostil y según otros es poco menos que nuestra alma gemela; y el año en el que a todos los partidos políticos se nos ha puesto enfrente el espejo deformante del sí-tan-nuevo-pero-tan-tradicional partido Podemos.

Ha sido un año interesante, 2014. Pero con toda seguridad lo va ser mucho más 2015. Un año para no perdérselo, posiblemente el más intenso desde el punto de vista político desde hace más de tres décadas. Las torres gemelas del bipartidismo están cayendo a ojos vista y vamos a ser muchos los actores dispuestos a tomar su relevo. Unos para (supuestamente) cambiarlo todo de arriba abajo en un pispás; otros para aprovechar la debacle en beneficio propio, rapiñando aún más de lo habitual; y otros para intentar rehacer el caído edificio con mejores cimientos y sin ahorrar en materiales de calidad, aunque la tarea lleve muchos años, décadas incluso. Y ya se verá quien está para qué, porque es en las situaciones extremas en las que se conoce a la gente y a los grupos de gente, como son los partidos políticos.

Por mi parte, yo seguiré en el partido que creo que más está por la labor de construir, rehacer y reformar. Y seguiré esforzándome en reforzar ese partido, insistiendo en mejorar lo que haya que mejorar y en cambiar lo que haya que cambiar, sea el que sea el cargo que ocupe, o aún sin ocupar ninguno. Y recordaré con cariño a algunos de los que se han ido, no a todos, y seguiré apreciando a muchos de los que se quedan, tampoco a todos, que no es cierto que sean buenos los que se van y malos los que se quedan, ni tampoco es cierto lo contrario.

A todos los que seguís, nos vemos otro año más en UPyD.